La aparición de un público participativo en torno a las demandas de igualdad de las mujeres en la industria musical está cambiando las prácticas y los discursos en torno a la música popular. En los últimos años, las controversias culturales han dejado de focalizarse meramente en valoraciones estéticas para hacerse eco de la influencia de los procesos de hibridación estilística en las “guerras culturales” que ponen las identidades en el centro del debate público y han abierto pa posibilidad de discutir el lugar de los colectivos discriminados por razón de género, raza u origen en este espacio simbólico.

La emergencia de organizaciones profesionales de mujeres, la explicitación de los puntos de vista feministas de artistas relevantes, la cobertura mediática de estas demandas y la creación de un clima de opinión sensibilizado hacia la desigualdad tras las movilizaciones feministas de 2018 son elementos que articulan la creación de un público participativo que experimenta con los discursos y los formatos en busca de ampliar el alcance de sus demandas.